Queridos amigos, después de un largo recorrido en tren, llegamos a tierras avulenses donde nos esperaban amigos, algunos de antes, y otros, (estaba de Dios), que tendrían que estrar en nuestro corazón.
El hotel en el que nos alojamos era un palacio, el Palacio de los Velada, pero es que toda Avila es un palacio, las casas son monumentos, y la Catedral que la teníamos enfrente, una joya arquitectónica por fuera y por dentro, también la Iglesia de San Pedro, el Episcopio conde me presentó Monseñor D. Jesús García Burillo, Obispo de Avila, el Palacio Episcopal, donde quedamos con él y Antonio y yo disfrutamos de su compañia, compartimos recuerdos, ilusiones y esperanzas, solo puedo decir que para mi, D. Jesús ha sido un ángel en mi camino, un ángel lleno de luz que me ha iluminado con su presencia y con sus ánimos el corazón, para seguir adelante en esta empresa que Dios puso un día en mis manos, llevar su mensaje de paz y amor por donde El me quiera enviar.
Doy gracias a D. Jesús, por sus palabras de cariño en la presentación del libro, a su secretario particular D. Marcelo, persona y sacerdote entrañable, al Ayuntamiento de Avila por haberme ofrecido el maravilloso espacio del Episcopio para la presentación del libro, y a todas las personas que asistiero al acto, gracias de todo corazón y que Dios les bendiga.
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