En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos : "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca halla; y al que llama se le abrirá".
Hoy como un eco de una antigua tradición ligada a la sociedad rural, celebramos liturgicamente una jornada de acción de gracias a Dios por los favores que nos ha hecho y de petición de ayuda por los frutos de nuestro trabajo en este nuevo curso.
El medio rural, efectivamente, por la fuerza de los hechos, tenía viva conciencia de que los frutos recogidos, sin desconsiderar el esfuerzo humano, eran un don de Dios.
Ante los imponderables del clima y de las circunstancias del trabajo del campo, el hombre era más consciente de que dependía de Dios.
En este sentido Juan Pablo II nos advertía: "Es preciso que el hombre de honor al Creador ofreciendo, en una acción de gracias y de alabanza, todo lo que de Él ha recibido. El hombre no puede perder el sentido de esa deuda, que solamente él, entre todas las realidades terrestres, puede reconocer y saldar como criatura hecha a imagen y semejanza de Dios".
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