lunes, 5 de noviembre de 2012

Comunicado de la Unión Nacional de Escritores de España.




Maribel Sansano, miembro de la Unión Nacional de Escritores de España, fue la encargada de la exaltación al Cristo Yacente organizada por la Hermandad del Santo Sepulcro el pasado día 27 de cctubre en la Con Catedral de San Nicolás de Bari, de Alicante. 


El acto, que congregó a un numeroso público, permitió a la Hermandad nombrar a sus nuevos miembros, incorporados a lo largo de los últimos meses. Así, además de a la propia Maribel Sansano la Hermandad aceptó entre sus miembros a otras personas durante esta ceremonia, que contó con la presencia de diversas autoridades políticas y eclesiásticas. 

Entre los asistentes se encontraban la delegada de la Unión Nacional de Escritores en la Comunidad Valenciana, María Auxiliadora Fonellosa, y el escritor y también miembro de la Unión Vicente Enguidanos.

El acto comenzó con unas palabras de agradecimiento y presentación de la Hermandad por parte del Hermano Mayor, Francisco Sempere Botella, y  concluyó con una Eucaristía celebrada por el vicario de esta Con Catedral, quien destacó con una emotiva homilía los valores cristianos del amor encarnado en un Cristo yacente, pero vivo en cada uno de nosotros.


Texto de la Exaltación del Santo Sepulcro en San Nicolás.


Señor, descansa en paz.

Señor, descansa en paz; en estos momentos quisiera que el mundo  parara su ritmo...... para contemplarte aquí, ahora, donde mi pobre corazón en un puño, se siente lleno de tristeza, dolor y amargura, contemplándote herido, maltratado, inerte, sin vida, yacente.

Como si estuvieras en una capilla ardiente, aquí estás entre nosotros, sobre el lecho y el sudario, tu cuerpo desnudo, solo lo cubre el paño de pureza, y verte así, me inunda de una inmensa piedad, pena, y amargura.

Señor, pocas veces hemos visto recreada la crudeza de tu sufrimiento en tu naturaleza humana, como en esta imagen que hoy veneramos, ha sido el resultado de la tragedia que Tú viviste, y que todos los años revivimos en nuestros corazones, nos aterra la realidad que contemplamos.

Señor tu belleza es sobrehumana, emana un efluvio de santidad, producto seguramente, del hondo espíritu cristiano, del artista que talló esta imagen que contemplamos ahora, ella, me inspira estos versos que en estos momentos de mi corazón hacia Ti vuelan:

!Todo se ha consumado!
y, en tus celestes penas,
yo, en este momento te acompaño,
y, siento mi cruz a cuestas.

Tu Cruz, es mi cruz... tu lo sabes,
tu dolor es mi dolor,
tus lágrimas, son mis lágrimas,
y..., te sigo hasta la muerte. sí Jesús mío...hasta la muerte

Siento frío en mi alma,
te miro y me estremezco,
mi garganta exhala un suspiro,
mis ojos en ti descansan.

En este silencio profundo,
donde solo los corazones hablan,
quiero que sepas señor, que estoy contigo,
mi vida sin Ti... no es nada.

Señor, en el momento de Tu muerte..., se apagó el sol...., y el disco grande de la luna, tinto en sangre, apareció en el cielo..., para taparlo....., un fúnebre celaje ha cubierto las estrellas......, todo son densas tinieblas......, que como un manto cubren la tierra......, tierra que tiembla bajo el peso de la Cruz....., de Tu Cruz...., de mi cruz.

Pide al Padre Eterno piedad para mí..., para todos..., te pido hoy aquí que la sombra de Tu Cruz..., nos ayude a levantarnos de las cenizas..., que Tu Santa Cruz..., nos dé un corazón puro, y una devoción sincera.

Por la Santa Cruz, has llegado a la luz del Padre..., ¿que soy yo..., pobre de mí, sin tu Cruz, sin ella? Padre..., un madero seco y un tronco sin provecho.

En la Cruz está la salud y la vida..., y al final de mi destino, como huésped y peregrino en este mundo, estás Tú..., dueño de la vida..., de la fuente de agua viva, manantial de AMOR.

Tomo mi cruz y te sigo,
en ella está el gozo de mi espíritu,
con ella quiero acompañarte,
y, abrazada a ella morir contigo.

En la cruz está la suma virtud,
en la derrota la gran victoria,
vida y muerte, muerte y vida,
hermanadas me llaman a Ti,
y contigo a la gloria.

Contemplo Tus benditas llagas...., Tu bendito rostro...., Tu bendito pelo....., Tus benditas manos...., Tus benditos pies....., los miro y me extasían..., herido de pies a cabeza por mí, mi Señor..... !Cuanto has sufrido por nosotros!....., hasta Ti, vuelan mis oraciones....., mis lágrimas....., y mi súplica de perdón...., por mi....., y por mis hermanos, que como yo te quieren......, por los que no te conocen......, y por los que te desprecian,.... por todos....., no nos abandones....., no nos desampares.

En estos momentos Señor...., viéndote a Ti...., tengo mi muerte presente....., porque cada día muero un poco...., es mi destino...., por eso quiero vivir prudentemente...., para morir en tus brazos....., en ese viaje me acompañarás...., porque eres mi amigo...., y tú lo sabes..., mi Cristo en el portal de Belén...., mi Cristo en el Calvario...., mi Cristo en la Cruz...., mi Cristo yacente....., y mi Cristo resucitado de entre los muertos.

Sólo te pido luz para el camino..., para distinguir Tu rostro..., para seguir Tus huellas..., para no desesperar..., para no caer en el desaliento..., para ser tu apóstol..., para ver a los caídos al borde del camino, que esperan tu mensaje lleno de Amor..., y alguien se lo tiene que transmitir..., ¡y quiero ser yo Señor!, ¡porque te quiero!...,  mi testimonio es mi felicidad..., abrazada a Ti..., quiero conquistar la gloria.

Así murió Jesucristo, el eterno Verbo volvió al Padre, cumplida su misión sobre la tierra….. misión divina de rescate y reparación.

Hoy a tus pies Señor me inclino
y rezo desde lo más profundo,
recoge mi oración y preséntala al Padre,
en ella va mi corazón y el de mis hermanos,
los que en estos momentos hacemos la travesía,
dura a veces y con cuesta empinada
llena de espinas y abrojos,
pero el desaliento no nos hace retroceder,
tus brazos nos esperan al final,
y queremos ese abrazo compartido,
con muchos hermanos, con todos los hermanos.

El tiempo pasa veloz a nuestro lado
¡qué poco apreciamos lo que tanto vale!

La vida es breve y la muerte cierta,
perdónanos la frialdad con la que hemos
correspondido a la gracia que nos has
dado de ser tus hijos.

Escúchame, por favor te lo pido,
despierta nuestros sentidos,
yo no soy nadie, sólo una mujer,
madre y abuela, pero mira a tus hijos
que te quieren, te siguen y te velan,
ellos te entregan, como yo, su corazón,
y todos juntos, bajo la luz de tu bendita cruz
iluminaremos, seremos senderos de luz,
para llevarlos a la casa del Padre,
la tuya…. la nuestra.

Bendícenos por siempre, nuestro Cristo yacente.
     
Y ahora permíteme que acompañe a Tu Madre.....,sí, mi Señor, Tu Madre, mi Madre...., en este momento de meditación profunda...., y de gran dolor...., Ella me abre sus brazos...., y en ellos encuentro el consuelo,... que necesita mi cuerpo entumecido..., mi alma desolada...., y mi corazón roto.

Madre, Madre mía....., te acompaño, y me acompañas....., ¡Virgen de las Penas!...., mi pena con la tuya se funde...., y juntas, miremos al cielo....., donde El..., sentado a la diestra del Padre...., nos contempla, con su infinito Amor..., haciéndonos el regalo maravilloso de entregarnos su cuerpo  en la Eucaristía.

Esta noche, aquí. “Mi voz..., mi alma..., y mi corazón”..., han dispuesto, colmarme de felicidad, con vuestra presencia...,”el Cristo yacente, que nos ampara a todos..., ha hecho..., el milagro. Muchas gracias.

Que Dios os bendiga.

Maribel Sansano

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